La canción de Achikwayra
Sopla el viento dulce del amanecer
en lo alto de la loma que da al valle.
Un día más.
Detrás de la tapia,
a unos pasos de la plaza,
susurran los lápices
historias íntimas.
Vidas y muertes,
risas y sueños,
perros amarillos
y soles verdes.
Los colores de Rimbaud
en los mares blancos de papel.
Las trenzas de las mujeres,
sus faldas, campanas negras
que suenan al caminar,
sus sombreros y sus manos.
La casa, el patio, el camino
y las ventanillas de los ancestros.
Allá, a lo lejos, crece la gran ciudad.
Allá, abajo, se agita la gente.
Más allá de la sierra,
la luz rojiza del anochecer
dibuja largas sombras hacia el oriente.
Miles de luciérnagas en la noche
velan sobre los niños de Puyllucana.
En la noche, en la oscuridad del taller,
bailan los campesinas
al son de las campanadas,
ladran los perros amarillos
bajo soles verdes y lunas de plata.
Un pájaro de pico azul
posado en un nopal
silva una canción de cuna,
la canción de Achikwayra.
en lo alto de la loma que da al valle.
Un día más.
Detrás de la tapia,
a unos pasos de la plaza,
susurran los lápices
historias íntimas.
Vidas y muertes,
risas y sueños,
perros amarillos
y soles verdes.
Los colores de Rimbaud
en los mares blancos de papel.
Las trenzas de las mujeres,
sus faldas, campanas negras
que suenan al caminar,
sus sombreros y sus manos.
La casa, el patio, el camino
y las ventanillas de los ancestros.
Allá, a lo lejos, crece la gran ciudad.
Allá, abajo, se agita la gente.
Más allá de la sierra,
la luz rojiza del anochecer
dibuja largas sombras hacia el oriente.
Miles de luciérnagas en la noche
velan sobre los niños de Puyllucana.
En la noche, en la oscuridad del taller,
bailan los campesinas
al son de las campanadas,
ladran los perros amarillos
bajo soles verdes y lunas de plata.
Un pájaro de pico azul
posado en un nopal
silva una canción de cuna,
la canción de Achikwayra.