jueves, 25 de agosto de 2016

Un museo y una casa de arte en Caxa.


Un museo y una casa de arte en Caxa.
“Risas, silencios de asombro
 juegos con la arena de playa
 y el bostezo de una Caxamarca 
que se desarmó
ante los colores de los abrazos”
(Q´inti)

Hace dos años, animada por la compañera Vilma Rodríguez[1], conocí a  Daniel Cotrina y Manuel Limay, artistas plásticos quienes en esa oportunidad acogieron la presentación de mi poemario “Colibrí de Papel, poética de a-Las de Lata”. Desde ese primer encuentro alimentamos los deseos de aproximar nuestras diversas prácticas artísticas y  poder encontrarnos con otros artistas de una manera diferente a la del centralismo y academicismo limeño.
El pasado julio empecé a diseñar en Lima la propuesta “AJUTAP, reciclaje de artistas 2016”[2], que este año acogió a dos jóvenes  vinculadas al teatro de títeres de Francia. Hice consultas y fue Daniel Cotrina quien me sugirió la visita al Museo de la Marioneta de su ciudad, que como es de suponer, lamentablemente es una apuesta quijotesca por conservar y mantener sin ninguna ayuda un patrimonio artístico de casi tres siglos. Esto definió la ruta hacia Caxamarca.

El MUSEO DE MARIONETAS “MANUEL NICANOR TAICA” de Cajamarca
Ubicado a veinte cinco minutos del centro de la ciudad de Cajamarca encontramos el Museo, ahí nos esperaba Don Rafael Taica, actual custodio de las marionetas. El museo consta de una sala pequeña  para toda la colección que alberga, sin embargo en cada vitrina pudimos encontrar trozos de la historia de la ciudad, de sus habitantes y algunas de sus  leyendas. Conocimos también que la tradición de la marioneta fue llevada a esa ciudad por unos visitantes austriacos que estuvieron afincados unos años en la ciudad. Luego la curiosidad y talento de Manuel Taica pudo desarrollar más este oficio-arte, constituyendo una tradición familiar. Las viejas marionetas suspendidas por el tiempo nos contaron de la exquisitez de sus fabricantes para retratar los rostros o para confeccionar los trajes, pero  siempre con la intención de contar algo. El museo y don Rafael nos transmitieron la ausencia, el olvido y la batalla de ser marionetero en una realidad como la nuestra. También es posible constatar la desvinculación de otras dimensiones de la vida

social de la ciudad con el patrimonio humano. En ese espacio la educación, cultura y turismo son tan ineficaces para vincularse con el arte vivo.
En cuanto a AJUTAP, sentir la soledad y la frustración de don Rafael Taica  nos permite reconocernos como parte de un camino común en el arte, nos avivó con toda su verdad el  compromiso por seguir trenzando relaciones con más maestras, maestros y experiencias que están cerca de nuestras preguntas más profundas como artistas.  

ACHIKWAYRA, los colores de la tarde
El segundo día fuimos al Centro de Arte donde Daniel Cotrina (maestro) y Manuel Limay (discípulo) han abierto en la casa de Manuel.  Es un espacio de juego, exploración, aprendizajes y crecimiento humano con arte; donde los niños, niñas y jóvenes del barrio acuden libremente, este espacio también alberga un taller de creación.
En Achikwayra todo está vivo, no fueron muchos los que encontramos esa tarde pero se podía sentir el cariño, los deseos de “hacer”, la confianza y un silencio delicioso que nos revelaba de alguna manera el corazón de esta experiencia. Ahí, Manuel ejerce de maestro, un ser provocador de la experiencia del color y de los trazos. Nos mostró y habló largo de los trabajos de los pequeños,   mientras los lienzos y dibujos fabulosos, de su autoría, custodiaban todo desde las paredes.
Por nuestra parte llevamos para compartir algo de nuestras obras. Erika Oliveira (Sudáfrica-portuguesa) titiritera llevó unos cuatro muñecos para entrar en convivencia con los pequeños; Emilie García (francesa) productora de teatro de marionetas en Francia, llevó sus mejores ojos para mirar y aprender. En cuanto a mí, preparé algunos objetos para presentarles mi reciente poemario “Niebla”.
En todo momento estuvo presente Daniel, quien camino ida y vuelta hasta el centro de arte, nos habló no sólo del nacimiento del proyecto sino de lo que hoy significa. Eso lo puedo resumir en una frase: Crear, dar vida y crear
Esa tarde se abrió lentamente a la luz de pequeños dibujantes en el patio con la cercanía de su maestro. Luego, la invitación a que jueguen libremente  con los títeres, encontrando ellas y ellos sin ninguna indicación los principios básicos del manejo de títeres como son: la entrada, la salida, el saludo y la representación de historias. Finalmente, dentro del taller con ayuda de unas velas y algo de música presenté mi poemario. Tuve un público extraordinario, de entre 6 y 12 años dispuestos a la poesía. Ayudada por la magia sencilla de la arena de playa que llevé para mi representación puede deshacerme entre ellos, buena parte de la arena se quedó en Achikwayra.

Fueron dos días y tres noches en Caxa, donde de otras maneras  Máxima Acuña,  Vilma Rodríguez y Raphaéle Fleury[3]*** estuvieron presentes. Agradecida a las personas que hacen posible el Museo de la Marioneta de Cajamarca y el Centro de Arte  Achikwayra, así como  a mis compañeras de ruta Erika y Emlie  por permitirme un nuevo encuentro  con la resistencia creativa en que nos movemos también los que asumimos la misión del arte.
“Un poquito de arena de una playa
venida de un mar que aún no conocen
pero que ya escuchan
la danza eterna por caminar
asombrarnos, compartir, llorar, reír
y dejar anochecernos juntos.
 (Q´inti)
  
18-08 2016
Hildy Quintailla Ocampo (Q´inti)
Directora de Mashara teatro intercultural

[1] Vilma Rodríguez Ch. mujer, educadora y comprometida con los derechos humanos.
[2] Ajutap es una experiencia que propone Mashara teatro intercultural para el reciclaje de teatristas o artistas. Es un tiempo de contacto con lo que realmente moviliza la creación y nos pone en relación con el mundo, las identidades y sus desafíos. Alienta a desarrollar itinerarios de aprendizajes fortaleciendo nuevas fraternidades. Desde 2012 se han realizado cuatro versiones de Ajutap con artistas extranjeros.
[3] Raphaéle Fleury, marionetera francesa que hace años conocí y con quien me une una búsqueda y diálogo especial por el teatro de objetos y la vinculación entrañable  con el mundo andino. Ella animó a Erika Olveira y a Emilie García a entrar en experiencia conmigo.



 Wilder, Hildy, Erika, Emilie con tres de nuestras pequeñas artistas

 Wilder, le muestra a Erika  las obras de los niños.

 Hildy, firmando nuestro cuaderno de visitas. 

 Erika, firma nuestro libro de visitas

 Emilie, firma nuestro cuaderno de visitas. 

 Erika,  mostrando los titeres  a nuestros pequeños artistas.


 Los niños juegan con los títeres, e improvisan  un drama.

Apreciando las  pinturas de los  pequeños artistas 




 Hildy, presentación especial para los niños, del taller , de un fragmento de "Niebla"