viernes, 21 de noviembre de 2008

Educacion de la creatividad: Retos y paradigmas en la educación de los niños

Por: Oscar Silva Rojas


Creatividad se deriva del latín 'creare' y está emparentada con la voz latína ¡crecere' (crecer). Creatividad significa pues, etimológicamente, "crear de la nada". Desde los inicios de la civilización, con la creación de artefactos de caza y el uso del fuego, pasando por los grandes filósofos de la antigüedad como Platón o Aristóteles, hasta los modernos representantes de la ciencia como Newton o Einstein, el progreso de la cultura y civilización han sido posible gracias a personas creativas. La creatividad, por tanto, está ligada a todos los ámbitos de la actividad humana, y es de tal trascendencia, que puede tener efectos decisivos en la vida de los individuos, en los sistemas educacionales, en una organización y en la sociedad en general.

Sin embargo, la educación tradicional favorece la inteligencia no creativa, lo que Guilfort ha llamado pensamiento convergente, el cual exige “respuestas correctas”. Este tipo de educación va en detrimento del niño creativo que utiliza el pensamiento divergente o también llamado por Edward de Bono, pensamiento lateral, que contrariamente, exige “respuestas posibles”. El pensamiento divergente es la capacidad de pensar de un modo original, innovador y flexible, que se sale de las pautas aceptadas y logra encontrar distintas soluciones a un problema, incluso cambiando los planteamientos del problema. En la práctica educativa tradicional, un niño exitoso es aquel que es capaz de memorizar fórmulas matemáticas, reglas de ortografía, fechas de batallas, capitales de países o autores de periodos literarios. No es de sorprender entonces, que las investigaciones revelen que el niño que egresa de la educación primaria, sea nueve veces menos creativo que cuando ingresó a la escuela. Robert Sternberg, uno de los más prestigiosos investigadores de la inteligencia y la creatividad, considera que muchos niños brillantes y potencialmente creativos nunca alcanzan el éxito porque no desarrollan la inteligencia práctica (Sternberg, 1985).



Estos resultados dramáticos, dan cuenta de lo equivocado que están nuestros paradigmas educativos y del poco valor atribuido a la creatividad. Pero el punto más sensible de esta dramática realidad, es la ausencia del valor de la creatividad en los mismos alumnos. Silvia Chaud (2001) explica que numerosas investigaciones psicológicas han destacado uno de los determinantes más poderosos del comportamiento humano: la percepción que la persona tiene de sí. Frecuentemente, niños, jóvenes y adultos, expresan una visión bastante limitada de sus propias competencias, aptitudes y habilidades, como ejemplo: todo lo que hago está equivocado; yo no logro aprender; yo nací así, yo sé que no soy capaz. Datos obtenidos en diversas investigaciones, indican que la creatividad no era una característica deseada por los alumnos entrevistados, los cuales preferían ser inteligentes, populares, y honestos. De acuerdo con las respuestas obtenidas de todos los niños, el alumno creativo era también uno de los menos deseados por sus maestros, que también preferían alumnos inteligentes, populares y honestos.



Pero ¿qué hace que un niño sea más creativo? Barcia (2006) citado por Cemades (2006), considera importante la influencia de variables externas como la familia (situación socioeconómica, número de hermanos, lugar que ocupa entre ellos, ambiente cultural, años de escolaridad), así como características propias del niño (sexo, inteligencia, capacidad de observación y de relación). De allí, que principalmente en relación a las variables externas, la creatividad es susceptible de ser estimulada por el entorno, familiar y social del niño. Siendo la creatividad un proceso que se desprende de las condiciones sicológicas internas afectivas y cognitivas se supone que todas las personas son potencialmente creativas cuando imaginan, transforman o crean algo por insignificante que sea en comparación con las grandes creaciones de la historia (Vigotsky, 1981).

Para Csikszentmihalyi (1988), explicar una instancia de la creatividad requiere considerar cuatro componentes adicionales no racionales: interés, perseverancia, insatisfacción y contexto social. Una actitud creativa involucra diversas variables emocionales, actitudinales y sociales como. voluntad, disciplina, anticipación, flexibilidad, apertura, tenacidad interés, y hasta insatisfacción (Penagos 2005, Csikszentmihalyi, 1988).

El desarrollo la creatividad a través de la pintura: una experiencia con niños de Otuzco en Cajamarca - Perú

Daniel Cotrina con un equipo de pintores integrado por Rosa Díaz, Oswaldo Cepeda, Carlos Portocarrero y Heidi Sánchez iniciaron en 2003 una experiencia con niños entre 4 y 15 años, del área rural de Cajamarca. La experiencia partió del supuesto que era posible que, a través de la pintura, los niños del campo lograran expresar su cultura, vivencias y paisajes de su entorno, empleando técnicas tanto simples como algo complejas. Los niños ingresan a los talleres de manera libre y su proceso creador es progresivo con una exploración que va desde los lápices de colores, hasta el acrílico, pasando por el óleo. Además de la pintura, se promueve, especialmente con las niñas, el trabajo de arpillería, que consiste en hacer obras artísticas con retazos de tela. Los integrantes del equipo tienen una función motivadora y de generación de un clima afectivo que propicia la creación en libertad. En 2005, esta experiencia fue replicada en el pueblo de Llacanora (Cajamarca) por Rosa Díaz y Oswaldo Cepeda. En 2008 fue publicado el libro “los colores inocentes”, que recoje los trabajos tanto en pintura como en arpillería que realizaron los niños y niñas durante la experiencia.

Aunque los procesos de creatividad experimentados por los niños durante el proceso de diseño y pintado de sus cuadros no han sido documentados, se lograron resultados evidentes no sólo en el dominio de técnicas de pintura al óleo y con materiales acrílicos sino en términos de expresión de la creatividad y desarrollo de factores conexos como: entusiasmo, confianza en sí mismos, imaginación, soltura y libertad, tenacidad, originalidad.

Esta experiencia es especialmente importante, por su implicancia intercultural, debido a que como lo afirma Muñoz y Menchen (2002), en ambientes de diversidad cultural como en nuestra realidad, la incorporación de una perspectiva creativa en la educación intercultural abre una clave para poder entendernos, comprendernos y sentirnos en libertad.

El reto de educar en la creatividad
Es clara la importancia de enfatizar la creatividad en la educación, pues es educar para el cambio; es formar personas ricas en originalidad, flexibilidad, visión futura, iniciativa y confianza (Betancourt, 2000). Sternberg, afirma que la mejor manera de desarrollar creatividad es enseñar a los niños un modelo de creatividad o lo que denomina el rol model creativity, pues los niños desarrollan la creatividad no cuando se les dice, sino cuando se la enseñan. Asimismo, gran parte de este proceso pasa por enseñar a los estudiantes a comprender su proceso creativo, criticarse a sí mismos y a estar orgullosos de su mejor trabajo creativo (Sternberg, 2002). Este es el reto para la educación, preparar docentes creativos para que ayuden a los niños y jóvenes a descubrir y desarrollar su talento innovador.
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Director ejecutivo del Instituto para la Calidad Educativa (IPCE).
Magíster en Gestión de la Educación. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ha realizado sus estudios de doctorado en Educación en la Universidad Católica de Lovaina – Bélgica.
Ha sido docente en programas de maestría en Educación en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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